Consejo psicológico de la semana - Cómo ayudar a los niños que no quieren hablar
Cada semana compartiremos un consejo de nuestra psicóloga escolar, la Sra. Rollins.
Esta semana hablamos de - Cómo ayudar a los niños que no quieren hablar
¿Qué hacer cuando sabes que hay un problema, pero tu hijo no quiere hablar de ello? He pasado por situaciones en las que un alumno necesita hablar de algo, pero se niega. A veces tenemos que aceptar que está bien que un niño no hable de un problema porque tal vez lo está procesando de una manera diferente que no implica una conversación.
En este caso, el juego de un niño puede revelar cómo trabaja sus emociones. Si observamos su juego y hacemos comentarios o preguntas sobre lo que ocurre durante el mismo, podemos obtener una pista sobre sus pensamientos. En el caso de los niños mayores, esto puede revelarse a través del arte que crean, comentarios sobre personajes de medios como libros y series, o elecciones de videojuegos. Para más información, consulta mi consejo psicológico sobre la terapia de juego.
Hay momentos, especialmente cuando la seguridad del niño o de otros está en juego, en que nuestros hijos necesitan hablar. He aquí algunas herramientas útiles que yo y otros psicólogos utilizamos y estamos de acuerdo en que pueden ayudar:
- Establezca límites: si un niño sabe cuánto tiempo tendrá que aguantar una conversación sobre temas incómodos, puede ayudarle a aceptar hablar con usted. Ponga un cronómetro o disponga de una forma de exponer visualmente el desarrollo de la conversación. Ver ideas más abajo.
- Redacte las preguntas de forma breve y sencilla. Pruebe a formular las preguntas de forma no conflictiva poniendo "me pregunto" delante de la pregunta. En lugar de "¿Qué te ha hecho para enfadarte?", pregunta "Me pregunto qué te ha hecho para enfadarte".
- Menos contacto visual: los concursos de miradas con un niño no suelen ayudarle a revelar sus sentimientos más profundos. Si le das juguetes de construcción, arena lunar, juguetes inquietos o un dibujo mientras hablas, puedes quitarle presión.
- Utilizar elementos visuales: tener pasos o una estructura con imágenes para ayudar a un niño a saber que cuando trabajamos en esto o rellenamos esta tabla, hemos terminado. Una tabla ABC (Antecedente, Comportamiento, Consecuencia), una tabla de pensamientos, 5 pasos para la resolución de problemas, un termómetro de sentimientos o incluso señales con las manos, accesorios o dibujos para explicar una situación pueden ayudar al niño a implicarse.
- Juego de comunicación: cuando parece un juego, puedes obtener más información de los niños. Asigno determinada información a los colores de las cartas UNO o a las piezas de Jenga de colores y jugamos a través de la conversación. También dibujo situaciones o problemas al azar y pido a los alumnos que los comenten como si les hubieran ocurrido a ellos o a un amigo.
- No intentes solucionarlo: decirles a los niños lo que tienen que hacer acaba cerrando las conversaciones. Es mejor validar las emociones que sienten y preguntarles qué creen que deberían hacer. Esto les permite regular por sí mismos. Si los niños piden opciones o no están seguros de qué hacer, podemos darles diferentes opciones con sus probables consecuencias. Pero siempre hay que animarles a que decidan por sí mismos qué hacer.
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